miércoles, 23 de enero de 2008

ElPais.com (La joven quemada viva en Alcalá de Henares no había denunciado)

Una vez más lo mismo. La consternación nos embarga y la brutalidad nos deja atónitos. Y es que se haga lo que se haga, muchas mujeres siguen muriendo a manos de sus parejas. Los crímenes de género -o como alguien calificó en la Cadena Ser esta tarde de terrorismo, por el número de víctimas que produce- son el pan de cada día en España y en muchos otros países.
Si bien es cierto que los gobiernos intentan frenar este delito, las medidas de información y disponibilidad de servicios de protección, no están siendo efectivas. La violencia se ha convertido en una forma de "entendimiento" entre parejas, que aguantan hasta el límite en que no hay solución alguna, sin entender que una relación "enferma" no puede dar nada bueno.
De esto, y no me cansaré de decirlo, tienen la culpa tanto el machismo como la abulia de muchas mujeres que callan los abusos y soportan maltrato físico o psicológico por largo tiempo. Una cosa es querer igualdad y sentirse pares en la sociedad, pero otra es hacer frente a una situación de absoluta disparidad, donde hay víctima y victimario. Eso ya no es hacer frente a la realidad con orgullo de género, sino con idiotez humana.
Obviamente, el principal culpable es el agresor, al que no se debe perdonar ninguno de sus ataques. Y debe ser él quien sea castigado duramente por las leyes. Nuestros gobernantes tendrán que generar e idear nuevas instancias de información, protección y un conglomerado jurídico capaz de sostener y evitar este tipo de noticias.
Desde aquí pido un 2008 sin estas poco gratas informaciones. Me sumo a las palabras de otra panelista del programa de Cadena Ser que dijo no tener más formas de expresar su sentimiento de desagrado ante estos hechos. Si es que hasta "bestialidad" se queda pequeño para dibujar este último crimen: maltratada y quemada viva. ¡No más!