Por citar algunas de sus notables palabras, dice que "incluso los peores dibujos animados o los más tristes culebrones le enseñan al niño cosas sobre personajes, argumentos, drama, humor, sobre la vida. En cambio, jugando a los videojuegos, los niños están mentalmente encerrados, enganchados a los malvados cerebros de los creadores".
Esta frase no puede dejarme más que perplejo. Vamos a ver, Janice. Culebrones como Topacio, en el que se ños enseña que perder y recuperar la vista es algo transitorio; como "Pasión de gavilanes", que aportaba menos a la educación que la lectura de "El Jueves". O programas de la talla de "Humor amarillo", que no tienen más contenido que gente haciendo el ridículo en condiciones extremas. O "Supervivientes", ese programa con menos contenido que una bolsa de gominolas. Todos ellos son más educativos que los videojuegos: lo dudo.
Tampoco salgo en defensa de Mario Bros, Zelda o Lara Croft, pero muchos de estos juegos, si bien encierran muchas otras cosas, al menos potencian la destreza mental, la inventiva y la concentración (aunque también la ausencia, la incomunicación y otras cosas). Incluso la nueva generación de videojuegos "training" en todas sus variantes (mentales o deportivas), me parecen más útiles que un programa del corazón.
En suma, una comparación absolutamente poco acertada, incoherente y hasta ridícula. No es por nada Janice, pero tus hijos tienen más posibilidades de ser violentos, hablar mal y ser obesos, que aquellos que puedan jugar de vez en cuando a algún juego. Todo en su justa medida y, por sobre todo, bajo la responsabilidad de sus padres en educar y construir aquello que los agentes externos al menos, puedan alterar su desarrollo.